Con la determinación de
encontrarme hundida entre añorados y graciosos recuerdos, comencé a buscar entre
mis viejas mascotas de la escuela esos detalles que dibujaba y escribía a través
de los años.
Cuando estás en bachillerato, tiendes a olvidar los años de primaria por alguna razón y es bonito mirar nuestra
evolución y tiernas tonterías a través de los años. Al mirar mis cuadernos noté
que entre garabatos y escritos se encontraban páginas vacías.
Cada vez que necesito hojas para
ensayar o garabatear utilizo papel nuevo o las hojas que tengo en mi baúl de
reciclaje y me olvido de esas hojas perdidas entre esos viejos cuadernos.
Comencé a rebuscar aún más mis
antiguos papeles y mascotas y volví a llenar nuevamente mi baúl de reciclaje
para rato.
Otra cosa que encontré son los
viejos lápices, marcadores, crayones y bolígrafos que aún tienen su uso.
Comprar útiles nuevos cada año es
necesario pero seria más sensato si sólo compramos lo que nos hace falta, pues muchas veces esos antiguos útiles escolares aún tiene su utilidad.
Cuando evitamos utilizar en
exceso elementos como madera de los lápices, papel y otros materiales, ayudamos a que la huella ecológica de nuestro consumo sea menor.
Otra opción es compartir. Las
cosas que aún tiene vida útil pueden ser aprovechadas por otros niños que
necesiten una manita. Acércate a quienes pueden hacerle llegar tus donaciones a
compañeros en otros lugares a los que les sirva tu colaboración.
Espero se animen. :)