Santo recreo

En treinta o cuarenta minutos debes comer, charlar, hacer chercha  e inter-relacionarte. Para ser un espacio de esparcimiento y relajación, el recreo está muy cargado.

He comenzado a pensar en la forma de hacer de los recreos un espacio más relajado que, además cumpla con sus múltiples propósitos. Mi propuesta consta de tres puntos clave que harán de los recreos un punto de desahogo. 

Punto uno: Yo decidí no hablar de nada relacionado a tareas, clases o asignaciones durante el recreo. Al comprar mi merienda me siento tranquila con mis compañeros y disfruto de mis empanadas, de mi pizza, de mi manzana y de mi jugo. Intento que las conversaciones sean ligeras y chistosas pues la risa es el mejor relajante que existe. 

Punto dos: No estudio durante mis recreos. Sé que lo que no pude aprender en horas y horas en casa no lo absorberé como embudo en apenas media hora. Decido estudiar bien en casa para evitar hacer de mis recreos un espacio tenso.
Punto tres: Lo primero que hago es comprar mi merienda y comer. Si como al principio del recreo puedo dejar un margen de tiempo para que la comida se asiente antes de entrar a clase. Puede sonar tonto pero es cierto, a mi me funciona y creo que a ustedes también les funcionará.
El recreo es un tiempo para ti lejos de todo lo que implican las horas de clase. Adecua tu tiempo a tus necesidades de esparcimiento y serenidad. Recuerda siempre reír con tus compañeros, mientras más rías y te diviertas mayor efecto tendrán tus recreos.

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